La Habana, 26 nov (PL) Fidel Castro murió. Cuba y millones de seres humanos alrededor del mundo lloran hoy su partida.
El hombre que dedicó toda su vida a luchar contra la injusticia, que se erigió como el líder indiscutible de los que no tienen voz, dejó de existir a los 90 años de edad.
Desde hoy, su estrella legendaria de comandante brillará en el firmamento, y su nombre quedará inscripto por siempre, como memoria imperecedera de los que aspiran a un mundo más justo y mejor.
Fidel, estudiante rebelde, abogado revolucionario, comandante guerrillero, comunista convencido, líder de todo un pueblo que lo siguió desde el primer día, dijo adiós a la vida dejándonos su ejemplo de persistencia, su radicalismo y sobre todo, su luz eterna de pensador y futurista, que dedicó casi 70 años de su vida a la construcción de su mejor y más completa obra: la Revolución cubana.
Amado por su pueblo y odiado por sus enemigos, Fidel conquistó el respeto de todos, con esa fuerza moral que lo caracterizó durante toda su vida, siendo protagonista de primera fila en los principales acontecimientos que vivió Cuba en los últimos 60 años.
El imperialismo jamás le perdonó su permanente irreverencia ante la injusticia, su lealtad a los humildes y su fidelidad a la independencia y soberanía de su Patria, de ahí que pretendieran asesinarlo en más de 600 ocasiones, pero nuestro Fidel era un hombre que estaba por encima de los deseos mezquinos de sus enemigos, y sobrevivió victorioso a cada intento.
Martiano hasta la médula, se inspiró en el Héroe Nacional cubano, José Martí, para cimentar su pensamiento ideológico, que terminó siendo la guía que tomó esta isla irredenta en el duro camino de la libertad.
Aún nos cuesta asumir su muerte como un hecho real. Quizás porque recordamos a Martí cuando afirmó que «la muerte no es verdad cuando se ha cumplido bien la obra de la vida». Por eso Fidel jamás dejará de estar entre nosotros, por las eternidades.
A pesar que nos repitan mil veces que Fidel está muerto, seguiremos repitiendo con gallardía: ÂíComandante en Jefe, Ordene!
Hasta siempre, comandante Fidel Castro
Por Miguel Fernández Martínez